El arte de la limpieza final

by | 1 septiembre, 2024 | Filosofi, Mi Vida | 0 comments

El mejor regalo

Lo mejor que uno puede hacer por sus hijos y demás herederos es hacer limpieza final. Eso significa que el día en que ya no estés, no habrá montones de cosas de las cuales ellos tengan que encargarse.

Empieza temprano

No esperes para empezar. Yo empecé en mis cincuenta, mientras aún tenía fuerzas. Fuerzas físicas para llevar cosas al reciclaje. Fuerzas mentales para resistir la nostalgia que está asociada con las cosas que uno acumula a lo largo de la vida.

Es más difícil al principio. El primer contenedor es el más duro, pero después te acostumbras, y se va haciendo más fácil.

Pregunta a amigos y conocidos

Cuando tengo algo de lo que quiero deshacerme, le tomo una foto y se la mando por correo o mensaje a mis hijos y amigos cercanos, preguntándoles si lo quieren. Nunca insisto, solo pregunto una vez. Si no responden o lo rechazan amablemente, llevo las cosas al reciclaje o a la tienda de segunda mano Dacapo, que está a una distancia cómoda para ir caminando desde mi apartamento en Näsviken. Tienen una sección de libros bien organizada, y una gran parte de esos libros vienen de mis estanterías.

Hablando de distancias caminables, todo está a una distancia caminable. Se puede caminar hasta París, aunque tome mucho tiempo. Por eso es mejor usar la expresión “a una distancia cómoda para caminar”.

Mudarse es bueno

Una buena herramienta para la limpieza final es cambiar de casa, y mejor de una más grande a una más pequeña. Eso te obliga a deshacerte de cosas, porque ya no caben. Cuando me mudé de una gran finca a un pequeño apartamento de dos habitaciones, no se trataba de limpiar por cajas o bolsas, sino por contenedores. ¡Maravilloso! En el granero encontré cajas desde la mudanza de la granja de cabras hace desde 45 años. Sin abrir. Y así sin abrir, las metí en el contenedor de residuos combustibles. Fue una sensación agradable.

Pero aun viviendo en un espacio pequeño, siempre hay cosas que limpiar. Los últimos objetos fueron un piano eléctrico, una bicicleta de 21 velocidades y mi bicicleta Brompton sin motor. Esta última la vendí en y me pagaron bien. Y cajas de libros que fueron rechazadas después de que Antikvariat Furioso echara un vistazo a su contenido.

Lo siguiente en la lista es mi Citroën 2 CV y mi maqueta de trenes, pero eso tomará algunos años.

Alternativa a la limpieza final

Un amigo usó una alternativa a la limpieza final. Cuando murió, los familiares encontraron en el ático varias cajas con la etiqueta “Para botar, pero no por mí”.

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